Pensando en mi ansiedad: si no quieres tenerla, la tendrás

Ago 24, 2022 | 1 Comentario

Ansiedad en respuesta al mundo exterior

ansiedad

Comencemos con un juego sencillo; ¿a cuántas de estas preguntas responderías con un SÍ?

  • ¿Tienes una agenda?
  • ¿Tienes planificado el día de hoy?
  • ¿Has inventado soluciones nuevas para alguna situación?
  • ¿Analizas los problemas?
  • ¿Aprendes de las experiencias?
  • ¿Analizas el futuro?

Si tus respuestas son afirmativas es normal, todos lo hacemos, es inherente al ser humano, planificamos, programamos, inventamos, y buscamos soluciones. Tenemos la bombilla para solucionar la oscuridad, ropa para protegernos del frio, fabricamos instrumentos y sistemas para adaptar el mundo a nuestras necesidades.

Lo que no nos gusta lo cambiamos ya que tenemos esa capacidad, si nos ataca algún animal construimos un cercado, si llueve tenemos casas y paraguas, si nos encontramos mal tomamos un medicamento. En definitiva, controlamos el entorno que nos rodea. Podríamos decir que en el 95% de las situaciones de nuestra vida podemos tener el control.

Nuestro mundo interior

Como hemos visto, el mundo exterior lo controlamos o estamos trabajando para conseguirlo con cada nueva necesidad que se nos plantea como especie. Pero ¿qué pasa con el mundo interior? Por mundo interior entiendo los pensamientos, sensaciones físicas, emociones, recuerdos etc. ¿Has probado alguna vez a desprenderte de un recuerdo? ¿Y quitarte una sensación física? ¿Has podido quitarte la ansiedad?

Vamos a intentarlo, mientras lees este párrafo no pienses en un limón, ni en su color amarillo, ni en su textura rugosa, ni en su forma, ni en el olor ácido que desprende al acercarlo a tu nariz, ni en su sabor cuando presionas tu lengua en su interior y el jugo entra en tu boca. No lo hagas, si lo haces es probable que salives, y eso no lo queremos, vamos a controlar que no pase.

Me temo que no has podido dejar de pensar en el limón, es más, probablemente se han despertado en ti sensaciones físicas y se ha provocado una respuesta de salivación. No has podido controlar tu mundo interior. Un mundo interior que no estaba activado hasta que no hemos hecho el ejercicio. Aquí aparece la gran paradoja: solo cuando lo pienso e intento controlarlo y quitármelo es cuando lo siento y lo experimento.

ansiedad

Si no quieres tenerla, la acabarás teniendo

La ansiedad es una respuesta de miedo, temor, inquietud que puede hacer que sudemos, que estemos inquietos y que tengamos palpitaciones entre otros muchos síntomas. El nexo común de todos estos síntomas de ansiedad es que son parte de nuestro mundo interior y acabamos de experimentar lo que pasa cuando intentamos controlar el mundo interior.

Ahora te voy a pedir que no tengas ansiedad, para ello te pondré los cables de un polígrafo, esta máquina sofisticada conectada a tu cuerpo me avisará ante cualquier muestra de ansiedad en ti. La máquina está conectada a una pistola, si detecta ansiedad en tu interior te disparará. Es fácil, solo tienes que no sentirla. ¿Qué crees que ocurrirá? ¿Podrías estar totalmente calmado solo por proponértelo o el ejercicio de control de tu ansiedad te haría sentirla aún más fuerte? Me temo que de una forma u otra la ansiedad aparecerá y el arma se disparará, cuanto más quiero controlarla más está.

Intentando controlarlo desde niños

Poco a poco vamos entendiendo que las emociones, sensaciones físicas, recuerdos y pensamientos no son tan fáciles de controlar. No es imposible, pero es una tarea complicada, y en el ejercicio de control muchas de las veces incrementamos la intensidad de esos estados internos. Si pudiéramos controlar todos estos estados tendríamos ya la formula y la aplicaríamos, como hemos hecho con otras necesidades humanas.

Los mensajes que vamos recibiendo desde pequeños son que la ansiedad, y otras emociones, se pueden controlar. Todas y todos hemos oído alguna vez como nos decían “no te preocupes”, “tienes que estar tranquilo”, “no te pongas nervioso”, “no es para ponerse así”. De todos estos mensajes subyace la idea de que los demás se pueden quitar la ansiedad, ellos pueden y nosotros no. En primer lugar, todas estas frases nos dan la falsa idea de creer que nuestra ansiedad se puede controlar fácilmente y, en segundo lugar, nos hacen sentir culpables por no saber controlarla. Todo esto lo que hace es incrementar nuestro estado de ansiedad.

¿Y entonces qué puedo hacer?

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Si te sientes identificado con este artículo, puede ser interesante cambiar de punto de vista y empezar a pensar que quizás no es necesario controlar la ansiedad para tener éxito en la vida. Es decir, mejor centrarte en lo que es más importante para tí en lugar de centrarte en controlar la ansiedad. La ansiedad no es ni mala ni buena, es solo un sentimiento desagradable, esto nos sitúa en un plano distinto, la identificamos pero no luchamos contra ella para controlarla.

Las emociones pueden ser desagradables pero no te harán daño, esta premisa es una visión de la ansiedad como desagradable pero no como peligrosa, y así, perderemos el miedo a la ansiedad por fuerte que sea. Cuando le perdemos el miedo puede hacernos muy poco daño.

Como hemos visto, intentar dominar o deshacerse de los pensamientos y sentimientos negativos a menudo causa problemas. Simplemente los dejas estar, pasarán a ser una parte natural de la vida, el mejor sistema para gestionar los pensamientos y sentimientos negativos es reconocer que están ahí y dejarlos estar, sin tener que analizarlos ni juzgarlos. La necesidad de controlar o librarse de una reacción emocional negativa es un problema en sí mismo.

1 Comentario

  1. Bárbara

    Siempre pienso cuando podre no sentir ansiedad, cuando estar tranquila y gracias al especialista José García-Altares Monjas estoy aprendiendo a poder sentir ira, miedo, soledad y ansiedad con la mayor paz que he experimentado nunca. Para mí, la clave esta en aceptar las emociones, atrevernos a identificar la ansiedad como un sentimiento desagradable y que no nos congele, que no nos impida vivir.

    A todas las personas que como yo han seguido hacia delante a pesar del miedo, de la soledad, del vivir en peligro absoluto, de los ataques de pánico o de ira, del abandono parental (emocional, físico), los tantos traumas de la infancia, del abuso sexual, del rechazo, del maltrato de género y del estar educada bajo dos mujeres depresivas que con todo el amor del mundo me enseñaron a desconfiar absolutamente del ser humano, decirles que la ansiedad es una causalidad de todo ello, aunque no necesariamente. Deambular conforme mis zapatos y mi instinto me ayudaron a sobrevivir aquí. Todos tenemos problemas, somos carne de cañón en una sociedad donde se nos olvidó que el ser humano está aquí para vivir y sentir.

    Solo se que no se nada, pero sé que nada es para siempre… y que siempre estaré conmigo misma. Bárbara.

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